Del huso a la rueca en un pispás

He caído en la tentación de mala manera: ¡me he comprado una rueca!

Es viejecita, está manca -hay que reparar una pieza rota- pero funciona increíblemente bien. Sólo me falta que el hilo salga siempre del mismo grosor, pero… no vamos a pedir peras al olmo y vamos a ir poco a poco 😀

Había oído tantas cosas de gente que se dedica al hilado que me apetecía probar, como ya visteis con las imágenes del huso que puse hace poco, pero lo de la rueca… es otro mundo.

Es algo así como sentarse en una banqueta pequeñita para quedar a la altura justa del pedal y comenzar a pedalear. Lo gracioso es que mientras más te centras en el movimiento de la rueda, peor te sale y no hay mejor manera que abstraerse en los pensamientos propios para que aquello vaya como un tiro: ¡¡¡en dos días conseguí dominar pedal-rueda-lana!!!

Así que estoy de un contento que no veo y es un increíble ejercicio de relajación con el que se pueden pasar horas. El resultado:

A ver qué tejemos con ello 🙂

 

Sólo me queda una duda: ¿dónde estaría la famosa aguja con la que se pinchó la Bella Durmiente? Porque, por más que miro, no localizo aguja alguna en esta rueca  x-)

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6 comentarios

  1. Para que te vas a pinchar con una aguja, seguro que hay formas mejores de llamar a Morfeo.

  2. Virtudes, hay que ver que malas pasadas nos juega la memoria de los cuentos infantiles x-DDD

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